De cómo no perder la cabeza cuando a uno le empiezan a proclamar “la voz del pueblo”. Esta es la crónica del vuelco que dan las vidas de los cuarentones Sleaford Mods al pasar de escupir rabia y guasa proletarias en pubs a ser la nueva sensación rap-punk en la Gran Bretaña de la austeridad, amén de un cuerpo extraño en el mundo de las listas de éxito. Entre la estampa costumbrista, el diario de gira y el confesionario televisivo, este filme traza la ascensión a la fama del dúo rap-punk Sleaford Mods. Armados con un puñado de ritmos pregrabados en el portátil y un micrófono, los de Nottingham llevan años escupiendo incansablemente rabia y guasa proletarias por pubs y salas pequeñas. Sus arengas –entre el esputo punk, la poesía slam y el chiste de barra de bar– conectan con jóvenes y mayores que también se sienten “perros de la austeridad” en medio del naufragio de la política y la explotación desnuda en la Gran Bretaña actual. Quieren llenar un vacío –el de la música hecha por y para desheredados– que dura ya hace demasiado tiempo. Y cada uno ve en ellos lo que quiere ver: Steve Ignorant (del legendario grupo anarcopunk Crass) ve lo que él debería estar haciendo; Iggy Pop, a los nuevos y mejores trovadores de la miseria y la alienación; su mánager, la oportunidad de dejar el curro de autobusero; la familia, un éxito que jamás imaginó para tamaños zánganos y liantes [en sintonía con el juego de palabras del título entre “cunts” (capullos) y “kunst” (arte)]; los fans, a los Sex Pistols de nuestra época; los titulares de la prensa, a “la voz del pueblo”. “¿Cómo hemos llegado a esto? ¡Es absurdo!”, exclama el grupo. El reto que tienen por delante Jason y Simon: cómo gestionar el éxito, los compromisos de la industria y el incómodo rol de portavoz generacional sin perder la salud ni el mundo de vista.